lunes, septiembre 29, 2008

PARANOIA


Llegamos a comprar los pasajes y Zarco preguntó por el primer bus en salir a Santiago, con tan mala suerte que los pasajes estaban agotados hasta la mañana siguiente. Solo quedaban pasajes a Valparaíso dentro de la siguiente media hora, de lo contrario, tendríamos que esperar otro día. Nos subimos al bus decididos a pasar un par de noches en la quinta región. Alojamos en el primer hotel que encontramos. Pagamos la habitación y subimos. Nos acostamos de inmediato, porque estábamos cansados, tanto como si el viaje lo hubiésemos echo de pie.
Era viernes por la mañana y despertamos cuando Zarco contestó el citófono y le avisaron que el desayuno estaba servido. Durante todo ese día no mencionamos la tragedia vivida en Valdivia. Paseamos por lugares que no recorríamos hace años y buscamos donde almorzar algo fresco y sabroso como la paila marina que tanto me gusta.
Volvimos al hotel cerca de las nueve de la noche y no encendimos el televisor para no enterarnos de las noticias. Programamos salir a visitar algún pub y estábamos a tres cuadras del barrio bohemio. A las once de la noche nos fuimos y entramos donde estaba un entusiasta animador presentando a un cantante. Luego comenzó el concurso de karaoke para el público. Nos reímos durante largo rato, tomamos cerveza y comimos carne con papas fritas. Estábamos con la energía suficiente como para cantar hasta las cuatro de la madrugada, cuando ya comenzaba a desocuparse el local.
El sábado no escuchamos el citófono y despertamos cuando el desayuno se había terminado. Nos duchamos con toda calma y se nos ocurrió cambiar de lugar, irnos a otra playa. Le dije a Zarco que conocía una residencial en Las Cruces, así que tomamos lo nuestro y alzamos el vuelo.
Entrando a la residencial pudimos ver que había mucha gente en el comedor. Nos llevaron a una de las pocas habitaciones que quedaban disponibles y luego nos fuimos a Isla Negra a recorrer la casa del poeta, a caminar por sobre las rocas que dan al mar.
Cuado regresamos a cenar, pudimos ver que la mayoría de los presentes eran ancianos. Se me vino a la memoria la tragedia de Valdivia y supuse que ellos, ya se habrían enterado de la noticia por la televisión. Me quedé viendo a Zarco sentado frente a mí, equilibrando la taza de té en su mano, con la vista fija en el televisor. Estaban mostrando imágenes de Valdivia y a la policía confirmando que el suicidio masivo había sido asistido por un hombre que durante meses, los había invitado a participar de una comunidad religiosa y que ahora se encontraba prófugo. El comedor se fue vaciando de a poco, con los pasos lentos de los ancianos que se dirigían hacia sus habitaciones.
Esa noche, Zarco y yo la pasamos en una habitación cercana a la de muchos abuelos, quizás muchos de ellos ya estaban durmiendo, pero nosotros, a pesar de haber comprado un par de botellas de vino y a pesar de haberlas terminado de beber, no podíamos cerrar los ojos de la ansiedad que nos provocaba imaginarnos nuevamente una escena parecida y tan escalofriante como un grupo de cadáveres al amanecer.

5 comentarios:

micromaquina dijo...

hola!
hace tiempo vi tu post en nuestro blog, pero no supe en cuál de todos tus blogs contestarte.. jaja
finalmente respondo
a mi tambien me gusta mucho esa foto que tomaste
y en general todas las que nos tomaste..
de la pagina de indi nos mandaron varias..
asi que gracias!
saludos!!
y te cuento que la obra estara en el festival de primavera de la arcis este fin de semana (del 9 al 12) por si quieres difundirnos.. jeje
adios!!

Unknown dijo...

Hola
gracias por la visita

un bso!

 kotto dijo...

wauuu... que post me gusto eso de imaginarme y pensar en que fue lo que pasó......

Anónimo dijo...

no hay nada más extraño q las comunidades religiosas de cosas medias esotéricas....... me aterran

El Mago dijo...

uii que rara historia me encanto...

saludos