martes, diciembre 26, 2006

Escribir a Fin de Año

Comencé a escribir este texto, pensando que podía sonar muy feminista de mi parte, el hacer mención a una de las columnas de esta semana de la revista Ya de El Mercurio, pero finalmente me decidí a hacerlo. Así que para comenzar mi comentario, diré que la columna en cuestión se llama “Fin de año y féminas”, escrita por Paula Serrano, sicóloga (26.12.06).

Cuando comencé a leer cierta parte de que las mujeres somos optimistas y creemos que en el futuro las condiciones, circunstancias y azares del destino nos van a favorecer con sus bendiciones, me empecé a sentir raramente catalogada de tontona e ingenua, más que soñadora (que para el público abc1 suena más bonito) porque finalmente el sentir de este optimismo tiene que ver con el radar ubicado en las tripas de las que cargamos con útero por esta vida.
Quizás por ese "optimismo" o ingenuidad fue que en 2 oportunidades me escribieron a mi msn pidiendo que aceptara la invitación y claro, pensando que podía ser alguna persona conocida, resultaron ser un par de jotes, a los que no alcalcé a darles mucha atención.
Será cierto entonces que las mujeres vamos por la vida entregándonos hasta los huesos y arrastramos de nuestras faldas por un tiempo, a sujetos que nos chupan como sanguijuelas (aunque se entiende del otro modo), hasta que, o nos dejan sin sangre o nos damos cuenta de que debemos arrancar con una anemia crónica.
La columna continua con que no perdemos nunca la esperanza, que nos damos vueltas y vueltas en los mismos sueños eternamente, aunque en la realidad estos nunca vayan a materializarse
¿o será que es más cómodo soñar y llenar de sueños a los demás, como el juego de decirle a los niños que si para que no sigan llorando solo para verlos sonreír?

Creo que muchas de esas cosas ahí dichas son ciertas, pero me alegró mucho saber que en una cosa del rol de mártir que estaba asumiendo el sexo femenino, no estaba de acuerdo, y era en el decir que solo los hombres les piden a sus secretarias la compra de los regalos.
Lo digo porque este año 2006, o mejor doy el ejemplo más cercano, porque esta navidad en particular tuve la fortuna de ver a varios hombres preocupados de lo que iban a regalarles a sus parejas y a sus hijos; a otros tratando de resolver lo complicado que era entregar un regalo íntimo delante de la familia y de lo satisfechos que se sentían de recibir el consejo de alguna amiga.
Otros más decididos o más creciditos haciendo las compras del supermercado y abasteciendose de sus raciones alimenticias sin problemas y dominando la mayoría de los precios de los productos que están en los mostradores.
Creo que a esos hombres no les faltará nunca en la canasta familiar un regalito para que en el momento de la felicidad, les toque más que un abrazo de feliz año nuevo.
Muchas Felicidades