miércoles, junio 21, 2006

Otro Miedo


La enfermera, muy seria por el cansancio del largo día trabajado, fijó la vista en el cuaderno que traía en sus manos y le dijo: los resultados de los exámenes son negativos, su certificado puede retirarlo en la ventanilla. Le entregó un papel y se despidió. Él se quedó inmóvil y solamente atinó a preguntarle “¿Y mis síntomas? ¿Tengo que volver?” La enfermera le pidió que observara el papel y le apuntó el recuadro de derivación de especialidad médica. Decía psiquiatría y más abajo otra cruz en el recuadro psicología. Con cara amable la enfermera volvió a despedirse y entró a la sala por donde había salido.
Él seguía con su papel en la mano pero ya no lo leía, por su cabeza pasaban palabras, “estoy loco, tengo que ir al psicólogo y además al psiquiatra, me van a llenar de pastillas para ser feliz, para aliviar la ansiedad y no caer en la depresión”.
Caminó por el pasillo hacia la ventanilla y cuando entregó el papel se dio cuenta que eran las cuatro de la tarde, que todas las luces estaban encendidas, las personas no miraban directo al televisor porque también comentaban lo que sucedía alrededor y los niños miraban el estacionamiento, por un enorme ventanal.
Se acordó que nadie llegaría a saber de su salud, porque los exámenes no eran de una enfermedad enorme y que probablemente dentro de su preocupación no le había avisado a ningún conocido de su visita al hospital.
Recibió el papel con la hora para el médico, lo guardó en su bolso lentamente, caminó por el mismo pasillo que ya no le parecía oscuro y en su cara se dibujó una pequeña sonrisa, al llegar a la calle se transformó en una risa que pasó a una carcajada maniática, entonces gritó “¡estoy loco!”.

jueves, junio 01, 2006

Miedo



Sin duda él tenía mucho miedo. Mientras recorría el largo pasillo del hospital. En una lámpara se reflejaba la sombra de una mosca que chocaba contra la ampolleta, no sabía cuanto tendría que esperar, tampoco sabía cuantas personas se habrían enterado y si también llegarían a esa húmeda y oscura sala de espera.
Tenía miedo de la reacción que tendrían, de lo que dirían, como lo mirarían y murmurarían. Pero los minutos pasaban lentamente y el televisor encendido en la sala de espera, mostraba una película que hace diez años estuvo en la cartelera del cine. Nadie de los que estaba en ese lugar tenía cabeza para ver tranquilamente el programa de televisión.
Una enfermera llegó a preguntar por él a viva voz, se levantó apresuradamente y dejó caer su chaqueta, se agachó a recogerla, el corazón le latía a mil, se tambaleó al levantarse, se acercó a la enfermera y se preparó a escuchar la noticia.